Semblanza

Escultor y pintor surrealista, desde temprana edad descubro mi pasión por la escultura, gracias al estímulo de mi madre y abuela; a los 13 años vendo mi primera escultura, momento en el que inicia mi camino en el arte; a los 20 años ingreso a la Licenciatura en Artes Visuales.

Al finalizar la licenciatura decido enfocarme en el área gráfica, en la cual durante 10 años me especializo en desarrollo de proyectos con temática social (derechos humanos, sexualidad, género, equidad, periodismo).

Durante este tiempo vivo un proceso de madurez en el que me descubro y profundizo en mi percepción sobre el mundo y mi propia existencia, estructurando una postura crítica y reflexiva sobre la vida, postura que diez años después, al retomar el arte, me facilita proyectar esas emociones y sentimientos en mi obra.

Cuando regreso al arte emprendo un viaje de experimentación, tomo cursos académicos y me integro a un jardín de arte, lo que me permite refinar mi técnica y conceptos, y a la vez observar la percepción que la gente tiene sobre mi obra.

Un par de años después he logrado madurar mi propuesta, encontrando un equilibrio entre técnica y sentir, refinando un estilo que me caracteriza, una estética clásica en contraste con elementos contemporáneos, con una corriente surrealista, con fuertes referencias al manierismo y acabados rústicos que dotan de carácter a las obras. Para mí, los defectos y cicatrices son lo que nos construyen.

Mi obra es parte de un proceso reflexivo e introspectivo que busca conectar las emociones humanas con un plano espiritual, invitando a quien las mira a vivir un momento efímero de cavilación, porque para mí esa es la función del arte: alejarnos, aunque sea por un momento, de lo mundano, del día a día, del consumo, trasladarnos a sentir algo más profundo. Mis piezas hablan de manera alegórica sobre sentimientos, emociones y reflexiones.

Pienso que la mirada se ha convertido en un factor que nos ha deteriorado como seres humanos, todo es visual, somos bombardeados con cantidad de información y tendencias, y esto ha condicionado nuestra conducta, solo vemos y buscamos ser vistos, tenemos necesidad de crear la imagen correcta para pertenecer. No hay tiempo para la reflexión, la empatía, la introspección. Todo es efímero, acelerado, funcional. Es por esta razón que la principal característica de
mis obras es que carecen de mirada humana, siento que si la elimino, sólo queda el sentir, el reconectar con algo más profundo y espiritual.

Otro aspecto fundamental de mi obra es que siempre busco que surja del soporte. Para mí es una manera de representar al arte como un ente, que se desprende del creador para convertirse en un vínculo entre los seres humanos y su reflexión.

Por otro lado, en mis obras juego con una saturación de detalle en contraste con acabados burdos y toscos, de hecho no pulo mis piezas, me gusta que mis huellas queden plasmadas en ellas. Esta es mi forma de darles humanidad, espíritu.
El ser humano es un equilibrio de razón y sentir, tenemos partes pulidas, detalladas pero también tenemos partes burdas que desconocemos, cicatrices que nos forman y construyen.

Todas mis esculturas son piezas únicas, me gusta modelar y acabar la pieza en el material final, de esta manera siento que mantiene su “alma”, además de no tener las limitaciones de una pieza para reproducción. Esto da como resultado un acabado más orgánico, detallado y fresco. Por otro lado, es coherente con mi sentir, ya que para mí el arte debe tener un carácter único, no industrial.